El mandato de Filipo el Árabe tuvo constantes asedios. Los godos habían penetrado en 248 por Mesia (actual Bulgaria), y a esto se sumaba la insubordinación de las legiones del Danubio, quienes habían proclamado al senador galo Tiberio Claudio Pacatiano como emperador, lo que motivó a Filipo a enviar como gobernador de la provincia a Decio para sofocar la rebelión.
Decio fue exitoso. Venció la rebelión, y «Parece ser que Decio no aspiraba al poder, pero contrariar a unos legionarios eufóricos era impensable, así que no tuvo más remedio que ponerse al frente de los rebeldes y marchar sobre Roma» (Imperio romano, s.f.).
El imperio romano atravesaba desestabilidad política más la pandemia que ocurría en esos tiempos originaria desde Egipto (la peste de Cipriano) que disminuyó la población y, por ende, tuvo repercusión negativa en la agricultura y la milicia. Los choques entre Filipo y Decio concluyeron al año siguiente en Verona cuando el primero murió en combate. De esta manera el segundo queda solo en el dominio del imperio, y es nombrado Gayo Mesio Quinto Trajano Decio.
Ascenso de Valeriano
El emperador enfrentó a los godos en Ludogorie en julio de 251. Fue acompañado de su hijo, Herenio Etrusco, pero quedaron atrapados en un terreno cenagoso, y fueron ultimados, de manera, que el imperio lo asumió Cayo Vibio Treboniano Galo.
Este emperador fue ratificado por el Senado. Sin embargo, este órgano estatal le concedió el título de cesar a uno de sus hijos, y de augusto al hijo del difunto Decio, Hostiliano.
Treboniano Galo se encontró un bienio posterior con dos insubordinaciones. Se proclamaron Marco Emilio Emiliano y Valeriano como emperadores; Emiliano asesinó el 19 de febrero de 254 a Treboniano y a su hijo Volusiano, pero murió en manos de Publio Licinio Valeriano un trimestre después (De Madariaga, s.f.).
Valeriano divide el imperio romano
Valeriano es quien divide el imperio romano en oriente y en occidente. Se había hecho costumbre nombrar al sucesor como cesar, y al emperador como augusto, y con el título de césar Valeriano había designado en 256 a su hijo Galieno creándose una división territorial: el oriente para el padre y el occidente para el hijo (Wasson, Galieno, 2017).
Se propuso reconquistar a Siria. Esta provincia, junto a Armenia y Capadocia, las había conquistado el rey Sapor el Grande una década atrás; este había fortalecido el imperio sasánida administrativamente, y cuando Valeriano negociaba en el 259 con el gobierno de Sapor fue secuestrado, convirtiéndose en el primer emperador romano que le ocurrió ese hecho.
Publio Licinio Egnacio Galieno, hijo de Valeriano, quedó solo como emperador hasta nueve años posteriores. En ese momento Aureolo se unió a Póstumo para enfrentar al emperador, quien se dirigió a Mediolanum (hoy Milán), y víctima de una conspiración urdida por los comandantes Marciano, Heracliano y Cecropio fue asesinado (Wasson, Galieno, 2017).
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