La investigadora canadiense Naomi Klein, en su obra Fortress continents (publicada en 2003), bautizó a Bulgaria, Chequia, Hungría y Polonia como siervos posmodernos. La razón es que estos Estados miembros de la Unión Europea (UE) proporcionan manos de obra que reducen en unas tres cuartas partes el costo de producción en el occidente del continente porque son pocos exigentes y dispuestas a aceptar lo que se les ofrezca por la disparidad económica entre el oeste y el este de Europa.
El oriente europeo se ha ido quedando sin fuerza de trabajo humana. La mayoría ha emigrado hacia occidente buscando un salario tres o cuatro veces mayor que en sus países de origen; la solución que han encontrado estos países para ser competitivos ha sido la automatización de la fábrica; en Hungría ha habido la supresión de 23 mil puestos de trabajo en los últimos tres años por este proceso.
La automatización
La automatización paró el crecimiento sostenido de empleos que llevaba Hungría durante un sexenio. Ese es el panorama que se observa para el trabajo pesado y repetitivo, y esto es una motivación más para desplazarse hacia el oeste, además de la normativa de la Comisión Europea 71 de 1996, que estableció el marco legal para la recepción de mano de obra dentro de la UE.
La UE en su normativa favorecía a la mano de obra desplazada. Le garantizaba el salario mínimo del país de destino, las vacaciones y la cobertura de riesgo laboral, aunque para la seguridad social, esta mano de obra sigue afiliada a su país de origen durante dos años.
Desde el oriente de Europa ha salido el 43 %, según datos de 2020. En la práctica, las empresas se han servido a sus anchas porque las garantías laborales expresadas en la directiva de 1996 no se ponían completamente en práctica, y esto condujo a que el Parlamento Europeo adoptara una normativa complementaria de control 18 años después, que es la número 67 de 2014.
Francia gritó
Al año siguiente, Francia, que es uno de los mayores receptores, encontró muy drástica la nueva disposición. Desde 2016 se fue discutiendo un marco más suave hasta que dos años más tarde se adoptó la directiva 957 para que entrara en vigor en julio de 2020.
El nuevo marco sustituye el término salario. En lo adelante es llamado remuneración, pero con esto se le agrega al antiguo salario las primas y bonificaciones colaterales, a la vez, que se pretende tener una «remuneración» patrón por sector de la economía. Al fin y al cabo, los Estados miembros del oriente europeo continúan siendo «siervos posmodernos».