La Casa de Habsburgo, con el objetivo de contrarrestar a Francia, suscribió el 10 de agosto de 1664 un tratado en Vasvár con el Imperio otomano. Mediante este acuerdo, se comprometió a abonar al sultanato un tributo anual de 200 000 florines y mantuvo su dominio sobre Transilvania; no obstante, en Croacia y Hungría, esta decisión fue percibida como una traición por parte de Leopoldo, gobernante de Austria.
Al Imperio otomano se le presenta una nueva situación. No es política, sino religiosa tomando en consideración la datación cristiana de 1666 en cuanto a los últimos tres números es la cifra que el libro del Apocalipsis (13:18) menciona como «el número de la bestia, porque el número es el de un hombre, y su número es seiscientos sesenta y seis».
Firma del Tratado de Bahçesaray firmado por Estambul y Moscú
El año 1666 cristiano era el 1077 hijrí. Equivalía al 5426 hebreo, pero en Ermina se presentó Sabbatai Zevi, que de acuerdo con De Bunes fue el:
Hombre que se proclama el nuevo mesías en 1666. La fuerza que adquiere genera el rechazo de las diferentes comunidades hebreas del Imperio, comenzando por el propio gran rabino de Estambul, que presionan al gran visir para que aprese o condene a muerte a este hombre. Es llevado a Estambul, y el Diván le conmuta su ejecución si se convierte al islam, lo que es aceptado por el reo. Sus seguidores siguen sus pasos, aunque defendiendo la superioridad del judaísmo sobre su nueva religión, y muere hacia 1676. A su muerte la secta seguirá viva y activa en Estambul y en Salónica, y generará tensiones y problemas en el futuro (de Bunes Ibarra, 2015, pág. 178).
Durante el año del fallecimiento de Sabbatai Zevi, surgió un conflicto entre el Imperio otomano y el Zarato ruso. El hetman Iván Samoilóvich y el príncipe Romodánovski forzaron a Petro Doroshenko a entregar la ciudad de Chyhyryn, acción que el sultanato turco consideró una amenaza militar, dado que la Sublime Puerta había ocupado Podolia en la misma región ucraniana; no obstante, ambos poderes lograron alcanzar un acuerdo, plasmado en el tratado firmado el 13 de enero de 1681 en Bahçesaray, Crimea, mediante el cual se estableció que la frontera correspondería al curso del río Dniéper y se pactó un periodo de paz de 20 años.
Crimea otomana y Rusia como protectora de los ortodoxos
Crimea quedó del lado otomano. Zaporiyia quedó independiente «pero en la práctica cayó bajo la influencia del Zarato de Moscú» (Misión del Presidente de Ucrania y la República Autónoma de Crimea, 2025) con derecho a navegación y extracción de sal para los cosacos.
El zar de Rusia quedó en ese tratado como:
Soberano legítimo de Rusia, protector de la iglesia ortodoxa de Jerusalén, y reconociéndole el derecho a elegir a un patriarca en Moscú. La guerra, por lo tanto, termina con una derrota en el tratado porque, además de renunciar definitivamente a Ucrania, se cede en materia religiosa con el soberano ruso. Ello tendrá consecuencias en el futuro, ya que el reconocimiento del Patriarcado ortodoxo de Moscú provocará futuras tensiones ya que el Zar intentará convertirse en el único protector de los ortodoxos, y entrará en conflicto con el patriarcado de Constantinopla, defendido y patrocinado directamente por el sultán (de Bunes Ibarra, 2015, pág. 180).
#TratadoDeBahçesaray #ImperioOtomano #Estambul #Crimea #Moscu
